Queridas familias:
Los días de confinamiento van pasando y queremos destacar el buen
funcionamiento que entre todos (alumnos y alumnas, familias y profesorado)
estamos consiguiendo. ¡Seguid así!
Somos conscientes de que en esta situación muchas pueden ser las dudas e
incertidumbres que nos atenazan a todos. Son momentos difíciles en que las
emociones pueden ser muy intensas y difíciles de manejar. Sin embargo, si lo
miramos desde otro punto de vista, puede ser una oportunidad para compartir en
familia, para hacer todo aquello que no tenemos tiempo de hacer en el día a
día, para encontrarnos con nosotros mismos y aprender a valorar las pequeñas
cosas…
Por ello, queríamos compartir con vosotros la siguiente historia que os
pueda servir para reflexionar. Trata acerca de la “resiliencia” que es la
capacidad de resistir y superar la adversidad.
Si queréis informaros más sobre la resiliencia, os dejamos también el
siguiente vínculo: https://www.lainformacion.com/asuntos-sociales/el-psiquiatra-rojas-marcos-aconseja-que-contra-la-adversidad-resiliencia_nWPupm8G0j7CAdJEy8xmV3/
¿Zanahoria,
huevo o café?
Una
hija se quejaba con su padre acerca de su vida y lo difíciles que le resultaban
las cosas. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por
vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un
problema, aparecía
otro. Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres
ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la
última colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra.
La hija esperó
impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre. A los veinte
minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón.
Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café y lo puso
en un tercer recipiente. Mirando a su hija le dijo:
- "Querida,
¿qué ves?"
-"Zanahorias,
huevos y café" fue su respuesta.
La hizo acercarse y le
pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego
le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara,
observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras
disfrutaba de su rico aroma. Humildemente la hija preguntó:
-"¿Qué
significa esto, padre?"
Él le explicó
que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo,
pero habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte,
dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil
de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su
interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había
endurecido. Los granos de café sin embargo eran únicos; después de estar en
agua hirviendo, habían cambiado al agua.
"- ¿Cuál
eres tú?", le preguntó a su hija. "Cuando la adversidad llama a tu
puerta,
¿cómo
respondes? ¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad
y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza? ¿Eres un huevo,
que comienza con un corazón maleable? ¿Poseías un espíritu fluido, pero después
de una muerte, una separación, o un despido te has vuelto duro y rígido? Por fuera
te ves igual, pero ¿eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón
endurecido?
¿O eres como
un grano de café? El café cambia al agua hirviente, el elemento que le causa
dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor.
Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor tú reaccionas
mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren.
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